Existen dos criterios fundamentales de clasificación de los vinos: el geográfico y el del viduño o viduños con el que el vino está hecho. El primero predomina sobre todo en Francia y en general de Europa y el segundo en los países que han accedido a la comercialización del vino más recientemente, como California, Sudáfrica o Nueva Zelanda. Tales criterios de clasificación de los vinos afloran ya en las cartas de vino de los restaurantes.
En los restaurantes estadounidenses los vinos vienen agrupados en razón del viduño con el que están hechos. Uno se topa en la carta con la variedad Zinfandel, que se considera propia de California, o bien con la variedad Cabernet Sauvignon, etc. A poco que se entienda de vinos, resulta claro que nos vamos a encontrar en ambos casos con un vino tinto. Si nos encontramos con un Chardonay sabemos que nos vamos a encontrar con un vino blanco algo afrutado, etc. Una vez elegido el viduño, la opción pasa a centrarse ya en la bodega que lo elabora, que es otro elemento muy importante en la elección de vino. En los restaurantes europeos lo usual es encontrar los vinos clasificados en blancos, tintos y rosados, para proceder ulteriormente a la elección de una concreta botella. Si se elige un vino blanco es fácil encontrar un “Rueda” —criterio geográfico— entre ellos. Si se elige tinto es fácil encontrar Rioja o Ribera del Duero, que son criterios geográficos. En Francia no se menciona el viduño. Está incluso prohibido que conste en la etiqueta de las botellas.
La clasificación de los vinos en razón de su origen geográfico como contrapuesta a su clasificación en razón del viduño tiene implicaciones comerciales. El criterio adoptado se convierte en una forma de percepción diferente. Ambas perspectivas son complementarias. Lo ideal es contar con los dos datos: el geográfico y el del viduño. Las Guías del Vino de Hugh Johnson sistematizan los vinos por nombres toponímicos. Un 80% de las entradas son nombres toponímicos. La estadística final es pobre, pues da lugar, descontados los nombres toponímicos, a ocho categorías: cuatro derivadas del color, ocho del grado de dulzor y una de que contenga o no burbujas.
Resulta un tanto tautológico: vino del Portugal es el que está hecho en Portugal; vino de Burdeos es el que está hecho en Burdeos, etc. Aparentemente proporciona más datos el viduño. No obstante es muy distinto el tratamiento que se da en Burdeos al Cabernet Sauvignon que el que recibe en California. La mera indicación del viduño resulta insuficiente. Los viduños, como los llaman los biólogos, no dejan de ser “cultivares”, de una única especie, la Vitis vinifera L., y como tales cultivares su identidad depende del lugar, clima, suelo y circunstancias de donde se cultiva. Es frecuente que entre los viñedos de una misma bodega haya uno muy especial que produce unas uvas de calidad muy superior al resto, aunque se trate del mismo viduño. Lo decisivo resulta el terruño.
Viduño, más lugar en donde crece, más nombre de la bodega son las tres claves —las tres necesarias— para la elección de vino. Los vinos pueden clasificarse en razón de otros criterios: por razón del contenido de anhídrido carbónico; por su función como bebida; por su color, con todo lo que el ser blanco o tinto lleva consigo; por su graduación alcohólica; por su periodo de añejamiento. Luego está el criterio del dulzor, que es más complicado que el de medir conforme a cierta escala el grado de sacarosa. Entra el complicado criterio de “afrutado”. Hay vinos de “retsina”, de crianza en flor, vinos no comercializados, que suelen ser los mejores.. En la actualidad se ofrecen vinos desalcoholizados que poseen pequeñas cantidades de alcohol al mismo tiempo que poseen su aroma. Una de las técnicas para elaborar este tipo de vinos es la osmosis inversa. Los criterios de clasificación sobrepasan.
Contenido de anhídrido carbónico
El mosto de uva, al fermentar, produce mucho anhídrido carbónico. Los vinos jóvenes conservan mucho más anhídrido carbónico que los viejos. El vino que produce la bodega Barbadillo con el nombre de Castillo de San Diego, cuando es del año, contiene tanto anhídrido carbónico que produce el mismo efecto sonoro al descorcharlo que al abrir un vino de aguja. Posteriormente se puede ver como sus burbujas ascienden en la copa. El “beaujolais nouveau”, embotellado apenas se ha convertido en vino, también presenta esas características. El anhídrido carbónico hace los vinos más digestivos.
Se llaman vinos tranquilos, en inglés “still wines”, aquellos que no tienen una sobrepresión de anhídrido carbónico. Los que la tienen reciben el nombre genérico de “sparkling wines”. Cuando el gas procede de gasificar el vino inyectándole gas se les suele llamar “carbonated wines”. A tenor de la legislación comunitaria se llaman espumosos los vinos que tienen una sobrepresión superior a tres barias. Se llaman vinos de aguja aquellos cuya sobrepresión no es superior a 2,5 barias ni inferior a una. Por “vino de aguja” se entiende hoy día el levemente gaseado. Su equivalente italiano es el vino “frizzante”. En francés perlant o pétillant. Pétillant sirve para designar cualquier bebida gaseada, alcohólica o no.
Los más apreciados están hechos por el llamado método tradicional, consistente en provocar una segunda fermentación dentro de la botella, mediante adición de azúcar, mosto, lías, etc., con un cuidadoso sistema de crianza en bodega a temperaturas controladas. Terminada esa segunda fermentación, se retiran los residuos de la botella, que se ha procurado que esté boca abajo, para que sean cómodos de retirar, lo que queda muy facilitado si se congela esa parte de la botella. Esa operación se llama degüello. Suele aprovecharse el degüello para añadir algunas sustancias que den carácter al vino, que al ser tomado frío tiende a la insipidez. Es muy conveniente que esas sustancias sean poco tóxicas. El conjunto de esos aditivos es llamado “licor de expedición”. Ese tipo de vino en España se solía llamar “cava”. Pero “cava” ha pasado a ser una denominación de origen que no todos pueden usar. Comprende 135 distritos municipales, principalmente del Penedés; región que aporta el 90 por ciento de la producción. Las variedades usadas son Macabeo, Xarel-lo y Parellada, que se utilizan en mezcla. Las casas más famosas son Freixenet, Codorniu y Delapierre, que se han extendido fuera de España.
También cabe efectuar la segunda fermentación en grandes cubas, para posteriormente embotellar. Ello evita la necesidad de eliminar las lías o posos de la segunda fermentación. Pero tal procedimiento no se considera muy ortodoxo. En tal caso el tapón suele llevar impreso un círculo en lugar de una estrella que es el distintivo de haber utilizado el método tradicional. El procedimiento de gasear el vino origina un gas muy poco permanente. En tal caso el tapón suele llevar un triángulo. Si el gas proviene de la segunda fermentación tarda más en desaparecer y la botella puede estar descorchada más tiempo. También cabe rellenar una botella con otra, en vez de introducir un licor de expedición. El tapón lleva entonces una raya. También cabe embotellar cuando el vino no ha fermentado totalmente y todavía desprende gas.
Son emblemáticos los vinos de burbujas de Champaña. La región ha reivindicado con éxito el uso exclusivo del nombre. Ello ha dado lugar a que otras regiones francesas hayan adoptado la palabra “crémant”, para referirse a los vinos de burbuja. En Champaña hay casas famosas; pero también han florecido quienes compran cosechas y no tienen viñedos propios. Son los que más exportan y su distintivo es la sigla NM. También existen cosecheros que se unen, produciendo un champaña de cooperativa. Entonces resaltan la región de donde viene el vino. Son los más vendidos en Francia.
La letra b) del apartado 6, del artículo 6 del reglamento comunitario 2333/92 de 13 de julio reservaba la palabra “crémant” a los vinos elaborados en Francia y Luxemburgo. Pero la casa comercial Codorniu SA, titular de la marca registrada desde 1924 “Gran Crémant” demandó al Consejo de la Unión Europea por ese motivo. La sentencia de 18-V-1994 del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, promovida por Codorniu, anuló ese precepto. Crémant es nombre que debe asociarse a región determinada —tal es el “holding” de la sentencia—, pero no necesariamente a regiones de Francia y Luxemburgo.
La región de los Vinhos Verdes, al Norte de Portugal, produce vinos de aguja de poca graduación alcohólica—unos nueve o diez grados— muy frescos, ácidos, afrutados y aceptados para la exportación, sobre todo los blancos. Se llaman verdes sobre todo porque la cosecha se recoge no completamente madura. Eso facilita la segunda fermentación. Son de tomar jóvenes. Las explotaciones agrícolas se llaman “quintas”. Y en efecto, como hacían los romanos, se suele emparrar las viñas, para lograr una producción más abundante. Tal práctica no es bien vista por la Unión Europea, que desea una producción baja. La región de los Vinhos Verdes, al Norte de Portugal, produce vinos de aguja naturales. También existen vinos de aguja gasificados.
Contenido de alcohol
Los vinos con poca graduación alcohólica se llaman “flojos” y los con mucha graduación alcohólica “generosos”. Por mucho contenido en azúcares que contenga un mosto, a los quince grados la fermentación se detiene. Después de la fermentación, a algunos vinos se les añade holandas; es decir, brandy sin envejecer y por tanto sin color marrón ni sabor a roble. Los más conocidos son el Jerez, el Oporto, el Madeira y el Marsala. Pese a esa adición de alcohol, se les sigue considerando vinos. La legislación comunitaria los denomina “vinos de licor”.
Lo propio sucede con los vinos de burbuja. En los vinos elaborados con el método tradicional el proceso culmina generalmente con el agregado del llamado “licor de expedición”, que consiste también en el aditamento de un aguardiente, pero en este caso aromatizado, que dé gusto, regusto y retrogusto. Se añade en el último momento, cuando el tapón de crianza se sustituye por un cierre de corcho, para su expedición al mercado. Sólo los llamados “brut nature” o “ brut natural” —lo que se hace constar en el etiquetado— carecen de licor de expedición. A primera vista parecería que los vinos sin adición de licor de expedición resultarían más baratos, por requerir menos manipulación, pero no es así. Esos licores de expedición suplen la falta o deficiencia del vino. Resulta difícil conseguir que un vino no necesite licor de expedición y cuyas características naturales como bebida sean las adecuadas. Los aguardientes, por buenos que sean, contienen alcoholes más tóxicos que el alcohol natural del vino. Resultan en consecuencia más digestivos los vinos no fortalecidos y los vinos de burbuja naturales.
Los vinos se conservan mejor si tienen una graduación alta. Por debajo de los nueve grados los vinos se estropean al cabo del año. Eso ha dado como resultado que últimamente proliferen en los mercados vinos con graduaciones altísimas: trece, catorce grados y hasta más grados. Tales vinos tienen el inconveniente de que resultan de excesiva graduación como vinos de mesa. Se corre el riesgo, si no se les añade agua, de acabar ebrio al final de una comida, habiendo apenas probado el vino.
Funciones gastronómicas
Los vinos destinados al consumo humano como bebida se llaman “vinos de boca”. Los vinos de boca son clasificables en distintas categorías en razón de su función gastronómica: de mesa, de postre y de aperitivo. El diccionario de la Real Academia española define como vino de mesa “el más común y ligero que se bebe durante la comida, a diferencia del de postre”. Se trata de un concepto gastronómico. Por lo que a las costumbres gastronómicas españolas se refiere, se considera que en una mesa bien dispuesta no puede faltar un vino tinto, efectivamente más ligero que los de postre, de no más de unos doce grados. Para la mesa no son aptos, en cambio, los vinos dulces o muy generosos en alcohol. Un Jerez o un Oporto, suelen ofrecerse tanto antes como después del almuerzo, según sus características, pero no para acompañarlo. Los conceptos gastronómicos son relativos. “¿Qué desea usted como vino de postre?”. La respuesta puede ser un vino dulce; o “sigo con el tinto”, etc. Esa misma persona puede querer otro vino de postre otro día o cambiar de vino de a lo largo de la misma comida.
El concepto de vino de mesa forma parte de una categoría más amplia: las bebidas de mesa. Escoffier considera “boissons de table” —bebidas de mesa— la sidra, la perada y el vino. Y entiende que el vino es la que mejor se adapta a todos los temperamentos. No menciona la cerveza, aunque muchos la escogen también para acompañar la comida. Conforme a la gastronomía japonesa, hay unos sakes, como el llamado “ginjyoshu”, que se considera apto para acompañar el pescado y los crustáceos. El llamado “jyunmaishu” se considera adecuado para combinar con platos agridulces. Por lo general se considera que el vino blanco es apto para los platos de pescado o de huevo y el tinto para las carnes. Cuanto más fuerte sea el guiso, caza por ejemplo, más fuerte y añejo debe ser el vino tinto.
En ocasiones “vino de mesa” se hace sinónimo de “vino de pasto”, entendiendo por tal el que alguien usa habitualmente en las comidas. En España, Portugal, Francia e Italia el vino nunca falta en las comidas, aunque se trate de una mesa pobre. En otros países se toma sólo si se celebra una fiesta. Los vinos excepcionalmente buenos suele reservarlos quien los posee para grandes ocasiones y no para uso diario. Pero calificar “de pasto” a un vino no significa calificarlo de baja calidad. Alguien puede tomar como vino de pasto un vino muy bueno. Calificar de baja calidad un vino es llamarlo “vino peleón”. Lo propio sucede con el “vino de la casa”. En una casa, una casa comercial de comidas o una casa particular, se suele ofrecer como vino usual o de pasto uno determinado, que puede ser bueno o malo. El vino de la casa, ya casi nunca es producido por quien lo ofrece. Los grandes restaurantes se precian de ofrecer como vino de la casa uno muy caro y bueno.
Como consecuencia del reglamento 1493/1999 de 17 de mayo se prohibió a los vinos considerados de poca calidad, según unos determinados criterios hoy desaparecidos, que consignasen en su etiquetado ni añada, ni viduño ni lugar de origen. Sólo podían poner en su etiquetado “vino de mesa” para que el comprador al comprar pudiese por lo menos conocer que se trataba de una botella de vino o y no de otro líquido. Por ese motivo “vino de mesa” se ha convertido en la mente de muchos en sinónimo de vino malo. No es así. Los vinos de Burdeos o de Rioja, aunque de calidad no discutida, son vinos de mesa, pero por si acaso no hacen constar en el etiquetado que son “vin de table” o “vino de mesa”.
Los vinos de postre son muy dulces, con dulzor de fructosa y generalmente están fortalecidos con holandas. Los de aperitivo son secos y también fortalecidos.
Vinos aromáticos
Desde época romana es usual aderezar los vinos con especias, yerbas y otros aditamentos. El más conocido y popular de los vinos aromáticos es el vermut, aromatizado principalmente con sustancias amargas, generalmente provenientes de artemisas. Pero los ingredientes de un vermut pueden ser más de veinte.
Existen vinos quinados, basados en la adición de quina, que se obtiene de la corteza de unos árboles pertenecientes al género Cinchona, denominación puesta por Lineo en honor a Ana Osorio, condesa consorte de Chinchón y virreina del Perú. Los vinos quinados son considerados medicinales. La farmacopea administraba la quina en forma de “enolito”; es decir, utilizando el vino como excipiente. De ahí han salido los vinos quinados, como el Santa Catalina, que tienen la reputación de abrir el apetito. Una cucharada de vino quinado se consideraba adecuada incluso para niños. El tal vino suele ser en realidad una mistela. El St. Raphaël es un vino quinado y de yerbas, hecho en Francia de 16% Vol. Apenas se reconoce en esas bebidas el sabor a vino.
El vino aromatizado con jugo de regaliz era denominado en la época clásica romana vinum glycyrrhizites . En fin, las posibilidades de aromatización son múltiples.
Vinos jóvenes y añejos
En castellano se llama añada a la cosecha de cada año, especialmente en el caso del vino. La vendimia tiene lugar en otoño y el primer vino (también llamado "caldo") es el mosto de uva fermentado y encubado durante unos cuarenta días, con un grado alcohólico aproximado de 12%, muy popular en el Aljarafe sevillano. Los italianos llaman al primer vino, “novello”, puede aparecer ya en noviembre, mes y medio después de la vendimia. El vino “novello” requiere una técnica particular de fermentación. Es muy oloroso y fragante y nada adecuado para el envejecimiento. Un vino deja de ser considerado joven el día 31 de agosto; fecha que en el hemisferio norte se toma para computar la edad del vino. A partir de esa fecha el vino es del año pasado.
La añada es un referente importante en los vinos de mesa y suele constar en la etiqueta de la botella. Desde la orden ministerial de 1 de agosto de 1979 debe corresponderse con el de la cosecha al menos en un 85%. El resto consiste en la adición de vinos de otras añadas, guardadas como reserva. La mezcla de vinos, que se suele denominar preferentemente con la expresión francesa “coupage”, es todo un arte. Con el “coupage” se pueden conseguir vinos muy uniformes a lo largo del tiempo independientemente de las diversas cosechas, si así se desea, o bien diversificarlos. Bastantes entendidos, no obstante admirar el arte del “coupage”, prefieren añadas sin mezcla alguna, con el resultado de que la diferencia entre las añadas buenas y malas es muy marcada; pero esas buenas añadas, por infrecuentes que sean, parecen compensar con creces los malos resultados de otros años. En Jerez ni siquiera se llega a señalar fecha de añada, como consecuencia de las muchas mezclas que el vino sufre. Sólo cuando se entiende que una añada no necesita corrección ninguna no es mezclado. Pero eso sólo acontece rara vez. Entonces se pone la fecha de añada.Los vinos de añada de Jerez han prácticamente desaparecido del mercado.
Cuando los vinos comenzaron a comercializarse en botellas, se entendió que su vejez debía ser calculada por el tiempo que habían pasado almacenados en madera y no por el tiempo que hubiesen pasado almacenados en vidrio. El envejecimiento en madera elimina poco a poco el alcohol metílico que pudiera haber y la madera comunica taninos. Ello es relativamente exacto, si por envejecimiento se entiende un lapso de tiempo relativo al almacenamiento en madera. Hay que tener en cuenta, no obstante, que en el caso de los vinos, a diferencia de lo que sucede con los aguardientes, un tiempo excesivo en contacto con madera resulta nocivo. Así lo hacía notar Alexis Lechine a propósito de los vinos de Rioja.
El artículo 8 del Real Decreto 157/88 de 22 de febrero contempla lo que denomina la crianza por el sistema de añadas en el proceso mixto de madera y botella. “En todos los casos de crianza, ésta empezará a contar como mínimo —escribe Carlos Delgado—, a partir del 1 de enero siguiente a la campaña de elaboración”. Si se trata de tintos, “reserva” significa un mínimo de tres años en barrica y botella y un mínimo de doce meses en barrica. Si se trata de blancos o rosados significa mínimo de dos años en barrica y botella y mínimo de seis meses en barrica. Pero los consejos reguladores pueden subir el listón de envejecimiento en barrica. Así lo han decidido los de Rioja, Navarra y Ribera del Duero,en relación con la denominación “crianza”. En consecuencia, cuando llega al consumidor, lo certificado por el consejo regulador como “crianza” puede ser en realidad “reserva”, al haber completado su ciclo de crianza en botella. El resultado final es que el consumidor no sabe con exactitud qué periodo de tiempo estuvo en barrica un crianza un reserva y un gran reserva y desde cuándo dejó de estarlo.
El consumidor no tiene a su disposición una terminal para conocer lo que significa legalmente crianza, reserva y gran reserva en los diversos periodos de la historia legislativa española, con las correspondientes decisiones de los consejos reguladores, en relación con los vinos blancos y rosados de un lado y con los vinos tintos de otro. Incluso teniendo esa información, no logra conocer con exactitud más que aproximadamente el tiempo de permanencia en madera. La ley 24/2003 previó nuevas denominaciones para indicar la edad: roble, añejo, viejo, crianza, reserva y gran reserva. Son muy de agradecer las etiquetas que expresan con claridad. Vendimia: septiembre octubre. Barrica roble: 12 meses. Embotellado en diciembre de 2005. Variedad tempranillo. Etc.
Vinos del mundo
No existe una norma absoluta para clasificar los diferentes tipos de vinos que existen. Una forma practicada por instituciones como Le Cordon Bleu, respeta la denominación utilizada en el Viejo Mundo (Europa y Asia Menor, cuando se habla de vinos), que lista a los vinos según la región de la que proceden. El razonamiento para usar este sistema dice que el clima y tipo de suelo donde la vid ha crecido, tienen la mayor contribución al carácter de la bebida. Este sistema ha llegado a tener legislaciones a nivel nacional en varios países, donde el término "denominación de origen" (D.O. en España, A.O.C. en Francia, DOCG en Italia, QmP en Alemania, D.O.C. en Portugal) garantiza la elaboración en una zona geográfica con unos parámetros mínimos de calidad. Bajo el sistema D.O., los tipos de uva empleados en un vino pasan a tener menor importancia.
En el Nuevo Mundo se da preferencia a denominar los vinos según el tipo de uva que se ha utilizado. En el contexto vinícola, "Nuevo Mundo" significa todo lo que no es "Viejo Mundo", es decir, además de América, son incluidos Australia, Nueva Zelanda y África del Sur.
La diferencia entre los dos tipos de clasificaciones radica en que el Nuevo Mundo, al estar menos restringido por la tradición vinícola Europea, ha preferido comercializar sus vinos como varietales. Un vino varietal es aquel elaborado con un sólo tipo de uva, o es una mezcla donde hay un tipo de uva que predomina sobre los demás (de 75 a 90%, depende del país). En cuanto a las variedades, Italia cuenta el mayor número de variedades de vid autóctonas.
La Reina Claudia, primera esposa de Francisco I de Francia, dio nombre a una ciruela, llamada en su recuerdo "ciruela claudia". Esa variedad de ciruela se cultiva hoy en muchos lugares y el prestigio de las ciruelas que comía Claudia la reina, no dio en interesarse especialmente por el huerto de Doña Claudia, sino por la variedad de ciruela que ingería. Hay terruños mejores y peores; tanto para las ciruelas, como para el vino, como para los melones; pero no basta con elegir unos terruños acreditados y desinteresarse por lo que allí se va a plantar. Hay que decantarse primero por un viduño y posteriormente buscar el lugar más adecuado para cultivarlo en condiciones.
Según esta forma de percepción hay tantas clases de vinos como viduños. Burdeos es otro lugar más donde se produce Cabernet Sauvignon; Champaña, otro lugar más donde se produce Chadornnay. Predomina, por así decirlo, el ius sanguinis sobre el ius solis . Los vinos franceses no mencionan el viduño. En Francia, está prohibido, en relación con los vinos con denominación de origen —excepto los de Alsacia— dar información en la etiqueta sobre el viduño utilizado en la confección del vino.
Imponer esta forma de percepción tiene visos de guerra comercial, fundada, no sin razón, en que se puede sacar más partido a los viduños tradicionales franceses o europeos plantándolos en otras regiones más adecuadas. Con todo, catalogar los vinos por viduños se presta a clasificar mejor los vinos. Si de un vino nos dicen que es Rioja no sabemos si es blanco o tinto o qué. Si nos dicen que es tempranillo, sabemos mucho más.
El viduño suele figurar en muchas etiquetas de España, de Alemania —donde es referente muy importante— y de otras regiones. Es elemento decisivo para identificar un vino. Permite comparaciones más amplias que las puramente regionales. Pero tiene sus límites. Los viduños son variedades cultivares —como dicen los biólogos—de la Vitis vinifera, L. Es la forma de cultivo lo que hace al viduño y esas formas de cultivo dependen de las costumbres, meteorología y terrenos locales. El viduño es mutable y también cambia de nombre con facilidad. Un viduño de origen americano ha recibido como nombre Clinton. Su plantación está prohibida en la Unión Europea por la legislación comunitaria.Clinton es bienvenido a Europa en carne mortal deambulatoria, pero no encarnando un viduño y germinando en suelo europeo.
Un tercer referente muy importante —además del viduño y del lugar donde creció— es la casa comercial que los pone en venta. El prestigio de determinadas bodegas —en el sentido de casa comercial— es casi siempre decisivo.
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